Vuelta al punto de no retorno en el que nos encontrábamos hace trescientos sesenta y cinco días; ni uno más, ni uno menos. Es lo que tiene que nuestra medición del tiempo sea cíclica: tras las doce va la una y tras diciembre se abre paso el frío mes de enero. Sin embargo, algo que no vuelve atrás y que además deja huella, son los años. Todos cumplimos años, aunque algunos no quieran, y celebramos la entrada de uno más que se generaliza para todos aunque contiene los recuerdos pasados, los deseos futuros y las nuevas esperanzas de cada uno en particular.
Recuerdo muchas nocheviejas a lo largo de mi cada vez más dilatada vida. Nací acompañado de un par de cadenas de televisión pero hasta que tuve uso de razón y decidí probar nuevas opciones que me llamaran la atención con más o menos acierto (lo siento, Marisa Naranjo inauguró mi año, yo no estaba presente, pero recordemos por qué no a Irma Soriano o Carmen Sevilla y sus dedicatorias), siempre nos tomábamos las uvas con, por entonces, La Primera de Televisión Española, y casi siempre acompañados del rostro de Ramón García y su capa. Celebración familiar, más o menos escueta en mi caso, llamadas, mucho espumillón, villancicos, disfraces, bailando y riendo con "Al ... con La Primera" hasta quedarnos dormidos en el inicio de un nuevo año. En mi memoria no hay ningún recuerdo de que me haya atragantado, aunque he de decir que más de una vez me he adelantado a los tolones de la gran campana; será que tenía ganas de inaugurar otra tanda de días en serie.
Con el tiempo todo ha ido evolucionando. La televisión cada vez hace apuestas más arriesgadas (y es que ojo, meter a la Pantoja, su hijo y JJ Vázquez en un mismo balcón tiene su riesgo...) y los que ya no somos tan críos hemos volado del nido del cuco hacia algún cotillón casero, o desde el año pasado, a alguna opción barata que nos permita celebrar la entrada del año con traje, música y la compañía de buenos amigos. La botella de anís y la cuchara se han convertido en un DJ y las llamadas de tus vecinos al timbre en meros sms en su mayoría prefabricados, que para que decir una mentira, se agradecen. Pero ya nada es lo que era. Sólo hay que echar un vistazo a nuestro alrededor. Quizás dentro de un tiempo me toque darle al anís y la cuchara con un miniMDoc correteando por la casa, como en los viejos tiempos, aunque por ahora sueño con un fin o inicio de año vienés al son del famoso Concierto de Nochevieja y/o Año nuevo
Pero algo que no ha cambiado ha sido la tradición de los recuerdos y las promesas. ¿Quién no se pone a recordar todos los momentos del año y hace sus propósitos de Año Nuevo?. Si echamos la vista atrás, he de decir que el 2011 ha sido un año bastante bueno. A pesar de sus menos importantes como son alguna historia familiar que podría desbaratar la paz dignamente conseguida, algún problemilla de salud entre otras historietas que no merecen ser recordadas, cada uno de los días nos han dado algo bueno que celebrar, seguro. Aunque sea la sonrisa de un desconocido en el autobús hacia el trabajo, el gracias de una persona agradecida, el abrazo de un amigo, un email, una canción de la radio, ese buen desayuno, una llamada, un regalo, un mensaje, un atardecer, un beso...
Si os soy sincero yo no soy de los que hace propósitos de Año Nuevo. No. Yo soy de los que hace propósitos de Curso Nuevo. Es decir, me propongo cosas que luego más o menos se cumplen en septiembre, cuando empieza el volver a tu rutina, a tu curro, a sumar, en mi caso, un curso nuevo poco a poco a tus espaldas. Hace ya tres años, éste fue el tema de monólogo que me tocó en un examen de la escuela de idiomas. No fumo, no bebo, estudio...¿de qué más quieres que hable?. Intenté ser original, explicar mis razones. No hubo suerte, pero no importa. Espero y deseo que se cumplan cada uno de mis propósitos, y de los vuestros.
Sin más, y siendo mi primer año de presencia decente por la blogosfera me gustaría brindar por todos los momentos buenos que hemos pasado,los compartidos y los que no, por disfrutarlos y por conocer gente magnífica que jamás hubiera podido imaginar. Porque cada uno tiene algo de especial. La persona y el segundo es algo que tienen en común. Mi deseo grande para que este año se cumplan todos nuestros sueños y que cambie a mejor con la condición de que no lo hagamos nosotros.
Un abrazo muy grande a todos y cada uno de vosotros.
¡Feliz y Próspero 2012!
"En la puerta del sol, como el año que fue..."