"No hubiera sido lo mismo si no hubiera encontrado a Paloma. Paloma es una universitaria, aunque hace mucho que dejó la facultad, que conoció a Javier. Se casaron, tuvieron un hijo, otro hijo, luego una hija, otro hijo y así hasta ocho. Cuando Paloma se enteró de que estaba embarazada del noveno, a Javier le diagnosticaron un cáncer, que con toda seguridad iba a acabar con su vida en poco tiempo. Así fue, y justo una semana antes de que su noveno hijo naciera, Javier murió. Paloma no pudo ir a su funeral, aunque sí a su entierro.
Tiempo después, un día cualqiuera, me encontré con Paloma por la calle. Aunque Javier y yo sí éramos buenos amigos, con Paloma no había tenido una gran relación. Lo primero que me vino a la cabeza fue preguntarle "¿cómo estás?" pensando que empezaría a decirme que mira todo lo que había pasado, que se había quedado con nueve hijos y viuda... Sin embargo, su respuesta fue diferente. Ella me contestó "enamorada". Yo me asusté y pensé dentro de mí cómo había podido enamorarse tan pronto, aunque en cualquier caso iba a felicitarle. Ella me dijo "no te asustes, Miguel, estoy completamente enamorada de mi marido", mientras una lágrima caía entonces por su cara. "Intento dar mi sonrisa cada mañana a los nueve, ayudo a la mayor en su carrera, al siguiente a elegirla, a los más peques con los problemas del cole y el más pequeño todavía duerme en la cuna. Pero cuando llega la noche, todos están dormidos y sin que nadie pueda sospechar, me encierro en mi habitación y me siento en el borde de la cama mirando a la butaca en la que se solía sentar Javier. Le cuento cómo ha ido el día, que tiene que ayudar a uno de ellos que estamos teniendo problemas con el psicólogo, cómo le van los estudios universitarios a la mayor. Le pido que me guarde un sitio en el cielo junto a él, pero que no sea tan malo de llevarme hasta que todos estén puestos en su sitio. Estoy enamorada más allá de la muerte, Miguel.""
Estoy seguro de que no he reproducido fielmente cada palabra que ha salido de su boca en esta historia, ni con el sentimiento que él mismo ha reproducido su recuerdo. Tampoco estoy seguro de que esto se pueda publicar, aunque no pertenece como tal al hilo del coloquio. Sólo sé que quería dároslo a conocer, que vosotros también fueseis partícipes de la historia con la que ha dado prácticamente fin a una profunda disertación.
Hoy he ido a una charla dirigida especialmente a universitarios sobre cómo hablar en público. No era lo que nos esperábamos, sin embargo ha ido mucho más allá. Ha sido una disertación sobre la palabra, la comunicación, la importancia de cada uno de ser como somos, únicos e irrepetibles. "¿De qué me sirve un médico que sólo sabe de lo que se ha formado? Yo quiero un médico que con mirarme a los ojos, con decirme cinco palabras sepa calmarme, sepa decirme como estoy y qué tengo. ¿Por qué un abogado no puede tener interés en la antomía?". El uso de la palabra en las modalidades de la vida: el amor, la amistad, el trabajo y la fe. Que no nos de miedo participar, hablar, qué dirá el de al lado. Mirarnos en el espejo, dejar la tecnología y escuchar el silencio. Ver las estrellas, decirte te quiero. Pasar de los signos de tu maternidad: de tus patas de gallo, de tu tripita, de tu grasa en la cintura porque son signos de lucha y grandeza. Creer en lo sagrado del matrimonio que es capaz de hacerte dejar a tu familia, tu trabajo, tu ciudad para vivir la mayor aventura de todas, si se tiene la suerte de que todo sale bien. Un abrazo significa mucho más. No uses emoticonos, expresa lo que sientes. Lucha contra la pobreza léxica. Lee, ve series, películas para adentrarte en otros mundos, desplazando el real que se te hace pequeño. Sé curioso. Sé tú.
Sin duda alguna habría muchas más citas que recoger y el post podría no acabar nunca, pero por escrito no pueden transmitirse como merecen y no puedo hacer un post interminable, aunque ese par de horas lo daría sin ningún problema. Un diálogo de tú a tú, una persona cercana, un encuentro de esos de los que te vas con algo aprendido. Te ha servido para crecer. Al fin y al cabo, eso es lo que se propone él mismo. Que cada libro que escribe le sirva tanto a él como a sus lectores para crecer. No estoy hablando de un filósofo, filólogo, teólogo o psicólogo aunque en muchas facetas se parezca. Sino en un escritor desconocido, al menos para mí, que se ha dado a conocer de la mejor manera, y que por qué no decirlo, se ha vendido como el mejor postor. Pronto espero leer alguna de sus novelas, aunque me llama con especial atención "La hija del ministro". Quizás algunos ya sepáis de quién se trata. Para los que no, hablamos de Miguel Aranguren.
Desde aquí, mi agredecimiento por haber estado presente ante nosotros, mi enhorabuena por ser como es y mis mayores deseos para que siga teniendo el éxito desde sus comienzos, allá por los pasados diecinueve años.
Si os soy sinceros, yo también quiero algún día amar con tanta intensidad que sea amar más allá de la muerte.
(Recomiendo que no os perdáis el video)
(Recomiendo que no os perdáis el video)
EDITADO: La repercusión de este post ha sido mayor de lo que llegué a imaginar en el momento en el que lo escribí. Encontrado por Marta, la persona que ayuda en la promoción del nuevo libro de Miguel, leído por él mismo y con el empeño incesante del agradecimiento personal, que en realidad yo le debo. Publicación en facebook donde multitud de personas lo han leído como indican las estadísticas, algunos +1, me gusta o comentarios.
Sin duda, gracias porque este post viene desde la inspiración de tu voz, de tu sentimiento. Yo poco tengo que ver en esta historia aunque sea el autor del post. Nuevamente gracias por tus palabras, y vuestro empeño. Mucha suerte en todo lo que queda por vivir.